miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Cómo puedo resolver conflictos con otras personas?



Los conflictos se producen en cualquier relación interpersonal, incluso con aquellos que mejor nos llevamos, con quienes compartimos intereses comunes o con quien más queremos. Esto es algo normal, ya que somos individuos con opiniones, deseos y necesidades diferentes a las de los demás. Por tanto, siempre llega un momento en que esas diferencias en sentimientos e intereses dan lugar a situaciones conflictivas.

Aceptar los conflictos como algo normal y afrontarlos de forma asertiva nos ayuda a sentirnos bien y a mejorar nuestras relaciones. En cambio, si los conflictos no se afrontan o se manejan mal, pueden producir sentimientos de ansiedad, impotencia, confusión, soledad, enfado o resentimiento; también conductas contraproducentes como la inhibición, el aislamiento o la postergación, pérdida o deterioro de las relaciones importantes, reducción de oportunidades e, incluso, problemas de salud debidos al estrés.


¿Cuáles son las actitudes más deseables ante los conflictos?

Evitar o reducir ciertos conflictos: Cuando un conflicto no nos incumbe o no podemos hacer nada para solucionarlo, muchas veces lo mejor es evitarlo o intentar disminuir su intensidad. Por ejemplo, en el trabajo, podemos intentar evitar las reuniones con esa persona o reducir la frecuencia de interacciones con ella.
Dialogar: Cuando las partes implicadas analizan sus diferentes puntos de vista para buscar soluciones. Para ello, tres etapas:
1.    Expresar las diferencias o desacuerdos.
2.    Reconocer las metas comunes, aceptando los aspectos positivos del punto del vista del otro.
3.    Ponerse de acuerdo para emprender las acciones necesarias para resolver el conflicto.
Buscar soluciones “gano-ganas”: Implica buscar y encontrar soluciones con las que todos los implicados salgan ganando y con la que todos puedan sentirse bien. Pensar en términos “gano-ganas” es una forma de considerar las relaciones interpersonales, centrándonos en la búsqueda de la cooperación en vez de basarnos en la competitividad.
Soluciones sinérgicas: Son las que permiten obtener un acuerdo que es más satisfactorio para cada una de las partes, que lo que cada uno proponía inicialmente.
Negociar: Implica la modificación de la demanda inicial hasta llegar a un compromiso o acuerdo aceptable para todos. Suele usarse cuando no puede haber soluciones gano-ganas porque los intereses son mutuamente excluyentes. Por tanto, aquí ambas partes deben ceder para llegar a algún tipo de acuerdo.

¿Qué pasos debo dar para solucionar problemas interpersonales?

PASO 1. Reconocer el problema lo antes posible y adoptar una posición adecuada ante él.
Hay señales que indican que puede existir un conflicto o problema: sentirse tenso, enfadado o incómodo; tener la sensación de que algo va mal, o notar que el otro se comporta de forma hostil, se distancia o malinterpreta tu comportamiento atribuyéndole malas intenciones inexistentes.
Adoptar una posición adecuada ante el problema implica detectar cualquier actitud de exigencia (“esto no debería ocurrir”) o de minimización (“no pasa nada”) y reencuadrar el problema, es decir, verlo de otra forma, por ejemplo que cosas podemos mejorar o aprender gracias a ellos.
PASO 2. Formular el problema de forma clara y concreta.
Hay que definir el problema con precisión, por ejemplo: “mi marido no ayuda en las tareas domésticas y pasa la mayor parte de su tiempo libre con sus amigos”.
Para definir puede ser útil plantearse estas preguntas:
§  ¿Por qué esta situación es un problema para mí?.
§  ¿Cuánto me preocupa en una escala de 0 a 10?.
§  ¿Qué tendría que ocurrir para que esto deje de ser un problema para mí?
Después intenta comprender cómo ve el problema la otra parte. Para ello, trata de plantearte las mismas preguntas que antes (podemos preguntar a la otra persona o a terceros).
PASO 3. Crear alternativas para solucionar el conflicto.
Al buscar soluciones conviene considerar el mayor número de alternativas posibles, incluso aunque a primera vista parezcan descabelladas (lluvia de ideas), ya que solucionar un conflicto en forma optima precisa del pensamiento creativo en muchas ocasiones, es decir, de la habilidad para pensar de formas diferentes a lo habitual y para considerar nuevas maneras de hacer las cosas.
Entonces, habrá que ver las alternativas posibles desde el punto de vista de ambas partes.
PASO 4. Evaluar la alternativas y elegir la más conveniente.
Para elegir la opción más válida hay que tener en cuenta las necesidades, deseos e intereses de ambas partes.
Buscar soluciones “gano-ganas” y si no es posible una negociación. A veces, conviene evaluar las ventajas e inconvenientes de cada opción o alternativa.
Una vez elegida la mejor opción hay que planificar cómo se va a llevar a cabo, es decir, concretar cómo y cuándo se aplicará y quién se hará cargo de las tareas que requiere.

PASO 5. Puesta en práctica de las decisiones tomadas.